El destino de la vivienda familiar es uno de los temas más sensibles y complejos en un divorcio o separación, pues decidir qué pasará con ella, sobre todo si la titularidad es compartida, o, o alguno sale económicamente perjudicado con el divorcio, puede generar dudas y tensiones.
Si estás enfrentando un divorcio en 2025 y te preocupa qué pasará con tu hogar, entonces quédate por aquí.
¿QUÉ ES LA VIVIENDA FAMILIAR Y POR QUÉ ES UN TEMA CLAVE?
La vivienda familiar es el hogar donde la pareja y sus hijos han residido durante el matrimonio o convivencia. En un divorcio, decidir quién se queda en la casa o si se vende es crucial, ya que afecta la estabilidad emocional y económica de todos los involucrados, especialmente de los hijos. La ley y la jurisprudencia buscan equilibrar los intereses de los cónyuges y proteger el interés superior del menor, priorizando la continuidad de los hijos en su entorno habitual.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DECISIÓN:
Los jueces evalúan varias circunstancias para determinar el destino de la vivienda familiar:
- Tipo de custodia: Compartida o
monoparental.
- Situación
económica:
Capacidad financiera de cada cónyuge.
- Titularidad de la
vivienda:
Si es ganancial, de un solo cónyuge o comprada a medias.
- Edad de los hijos: Menores o
mayores de edad.
- Vulnerabilidad: Si uno de los cónyuges está en desventaja económica.
Luego, decide ponderando dichos criterios. Por esta razón, resulta difícil anticipar un resultado. Si no os poneis de acuerdo y no encajáis exactamente en los supuestos que sirven para tomar la decisión, ambos os mantendréis en una cuerda floja que puede voltear hacia un lado u otro.
ESCENARIOS LEGALES PARA EL DESTINO DE LA VIVIENDA FAMILIAR:
El destino de la vivienda depende de las circunstancias específicas de cada caso. A continuación, detallo los escenarios más comunes:
1. Custodia monoparental: En casos de custodia monoparental, la jurisprudencia se decanta, generalmente, por atribuir la vivienda familiar al padre/madre custodio y a los hijos menores, independientemente de quién sea el propietario. Esto protege la estabilidad de los niños, permitiéndoles permanecer en su entorno habitual. Esta atribución tiene como objetivo prioritario el bienestar de los menores.
2. Custodia compartida: La decisión es más compleja. Los jueces considerarán:
- La titularidad de
la vivienda:
Si la casa pertenece a uno de los cónyuges y ambos tienen buena situación
económica, se asigna al propietario.
- Vulnerabilidad
económica:
Si uno de los cónyuges está en desventaja, el juez puede asignarle el uso,
aunque no sea propietario.
- Uso alternativo: En casos de
propiedad compartida, los cónyuges pueden acordar un uso rotatorio, si bien
los jueces no la prefieren debido a su complejidad logística y económica,
pues es una solución pensada para casos específicos de economías saneadas.
Puedes consultar mi artículo sobre la casa nido para más información sobre
este tipo de uso.
- Límite temporal: Según una reciente sentencia del Tribunal Supremo la atribución del uso no puede extenderse más allá de cinco años, salvo circunstancias excepcionales.
3. Hijos mayores de edad: Si los hijos son mayores de edad y no dependen económicamente, la vivienda familiar pierde su carácter protegido. En este caso, si ningún cónyuge está en situación vulnerable, el juez suele ordenar la liquidación de la propiedad (venta o extinción del condominio).
4. Nueva convivencia: Si el ex cónyuge que usa la vivienda comienza a convivir con una nueva pareja, la casa pierde su carácter familiar. Según una reciente sentencia del TS que comento en otro artículo de mi blog, el juez puede establecer un plazo para que el cónyuge abandone la vivienda, ya que esta ya no cumple su función de proteger a los hijos.
5. Venta o extinción del condominio: La solución más práctica, en muchos casos, es vender la vivienda y repartir los beneficios o extinguir el condominio, donde un cónyuge compra la parte del otro. Esta opción evita conflictos prolongados, especialmente cuando ambos tienen apego emocional por la casa.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA DECIDIR EL DESTINO DE TU CASA:
Para abordar el destino de la vivienda familiar en un divorcio, sigue estos consejos:
1. Prioriza el bienestar de tus hijos: Considera cómo cada opción afecta su estabilidad. La custodia monoparental suele garantizar que permanezcan en la casa, mientras que la compartida requiere soluciones más flexibles.
2. Negocia de mutuo acuerdo: Intenta llegar a un acuerdo con tu pareja. Un divorcio de mutuo acuerdo permite mayor control sobre la decisión y reduce costes legales. Puedes cerrar este capítulo con respeto y claridad, abriendo la puerta a un nuevo comienzo para ti y tus hijos.
3.
Consulta a un abogado especializado: Un abogado de familia te ayudará a entender las
opciones legales y a negociar un convenio regulador que contemple el destino de
la vivienda.
4. Considera la venta: La venta y la extinción del condominio, pueden ser la solución más equitativa, permitiendo a ambos empezar de cero.
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