Antes de
darse el “sí, quiero”, Emma y Alex, ella con su empresa de muebles de diseño y
él con su taller de cerrajería, decidieron firmar capitulaciones matrimoniales.
No querían mezclar sus finanzas ni arriesgar sus negocios, así que optaron por
mantener cada uno el control de lo suyo. Este acuerdo, lejos de ser un gesto
frío, es una muestra de sensatez para proteger sus sueños y su amor.
¿QUÉ SON LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES?
Las
capitulaciones son un contrato donde los futuros esposos eligen cómo gestionar
su economía: todo en común, cada uno lo suyo o una mezcla de ambos. Es un pacto
que refleja libertad y claridad. Se empieza con un documento privado firmado
por los dos, pero para que tenga validez legal, debe formalizarse ante notario.
Pueden firmarse antes de la boda (y entrarán en vigor al casarse, si la boda es
dentro de un año) o durante el matrimonio. Para que bancos, acreedores o
terceros lo respeten, se inscribe en el Registro Civil y, si incluye
propiedades, en el Registro de la Propiedad.
El
Código Civil ofrece tres formas de organizar las finanzas en el matrimonio:
Sociedad de gananciales: Lo que cada uno gana o pierde durante el matrimonio se comparte al 50%. Las herencias, donaciones o bienes de antes del matrimonio siguen siendo de cada uno, salvo que acuerden otra cosa.
Separación de bienes: Cada cónyuge mantiene su patrimonio, ingresos y deudas por separado. Es la elección de Emma y Alex, perfecta para quienes tienen negocios propios, hijos de relaciones anteriores o simplemente quieren claridad financiera.
Régimen de participación: Durante el matrimonio, cada uno gestiona lo suyo, pero si se separan, las ganancias acumuladas se dividen a partes iguales. Es menos común, pero ideal para parejas que quieren protegerse sin mezclar deudas.
Además, los esposos o futuros contrayentes pueden añadir todos los acuerdos que deseen, estableciendo un régimen a su medida.
Por ejemplo, Emma y Alex, con su régimen de separación de bienes, pactaron:
- Poner el 30% de
sus ingresos mensuales en una cuenta conjunta, que se repartirá
equitativamente si el matrimonio termina.
- Alex aporta un terreno para una casa de vacaciones, pero, si se vende o se separan, él recupera el 100% de su valor.
¿CÓMO SE HACEN?
El proceso
es muy sencillo: Buscar un abogado especializado para elaborar los acuerdos y
dar la forma oportuna y acudir a la Notaría para firmar protocolizarlos en una
escritura pública. Si existen propiedades de por medio, se pueden inscribir en
el Registro de la Propiedad.
¿Y SI
CAMBIAN DE OPINIÓN?
Si ambos
están de acuerdo, pueden modificar las capitulaciones cuando quieran,
repitiendo el proceso: abogado, notaría y registros. Si no se ponen de acuerdo,
un juez puede intervenir para resolverlo.
En casi
toda España, salvo en Cataluña y País Vasco, si no se firman capitulaciones, se
aplicará por defecto la sociedad de gananciales.
Hacer
este trámite no es desconfiar, sino construir el futuro con las cuentas claras.
Como Emma y Alex, que saben que el amor brilla más cuando no hay nubes
financieras en el horizonte.
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